Voy
a desviar el tema de este blog por un post o dos. Acabo de
regresar de Ecuador anoche, y al menos un lector de este blog (¡hola,
Nicole!) ha pedido un post sobre mis experiencias en el viaje.
Este
post y varios posts más por venir son (serán) sobre mis vacaciones
en Quito, Ecuador. Después de esa salida, voy a retomar el
tema de la superación de la adicción a la comida chatarra, y de
trabajar hacia el objetivo específico de la abstención de comida
basura durante tres meses completos.
Quito
es la ciudad capital de Ecuador y la segunda más grande del país.
Es la ciudad capital más alta de elevación en el mundo.
[Corrección: Creo que La Paz, Bolivia es realmente más alta que
Quito.] Está en los Andes putos. [Perdonen la palabrota. Esa
significa que para mí, estar ubicado en los Andes es extremadamente
impresionante.] Está en un valle ubicado entre los volcanes
activos, y sólo unas pocas horas en coche de la selva Amazónica.
En caso de que ustedes se preguntan donde demonios en América
del Sur está Ecuador, está más o menos en el noroeste del
continente y limita con Colombia y Perú. Ecuador tiene costa
del océano Pacífico, pero Quito es bastante tierra adentro.
Curiosamente, está sólo un vuelo de cuatro horas de Miami,
Florida, E.E.U.U. [Me tarda más tiempo volar desde Carolina del
Norte a Washington.]
¿Cómo
acabé en Ecuador después de menos de dos meses de saber que iba a
estar allí? Mi esposo, Adán [Adam], tenía la oportunidad de
ser volado allí por su empleador (una corporación muy grande y
multinacional) para un viaje de negocios. Ya que sus gastos
fueron pagados por su compañía, aquí estaba una oportunidad
(probablemente única) para nosotros a tomar unas vacaciones allí
juntos y sólo tener que pagar por boletos de avión de una sola
persona, sumiendo así en una cantidad sólo ligeramente
aterradora de la deuda de tarjeta de crédito. A partir del 8
de junio hasta el 11, él hacía las cosas de trabajo, e incluso
hacía turismo con sus compañeros, con los gastos pagados por la
empresa. Alrededor de las 8:00 pm en el 11, yo llegué en la
ciudad de Quito, y pude pasar una noche en el hotel muy elegante que
su empresa pagó (Le Parc Hotel). No era una habitación grande en
términos de tamaño, pero era lujosa (y había un frigorífico
pequeño surtido con bebidas).
Al
día siguiente nos trasladamos a un hotel menos caro que estaba a
poca distancia, Finlandia Hotel. Era un lugar agradable y
comparable a los hoteles moderados (de precio medio) en los Estados
Unidos. Sin embargo, su servicio de desayuno gratuito era mucho
mejor que en E.E.U.U. (bufé completo, no sólo continental) y su
servicio de atención al cliente en general estaba por encima y más
allá. También había un servicio de lavandería, pero
nosotros no tomamos parte, debido a mi malestar cultural ante el
manejo de mis bragas por personas desconocidas. El único
inconveniente leve era que la habitación no tenía un termostato o
cualquier aparente de aire acondicionado. Puesto que era un día
templado, con temperaturas de 70-75 grados F [20 - 24 centigrado] en
Quito (lo que casi siempre es en Ecuador, dándole el título de "La
Tierra de La Primavera Eterna"), bastó tener las ventanas
abiertas para mantener una temperatura cómoda en la habitación.
Sin embargo, tener las ventanas abiertas significaba que
teníamos que someternos a la sonoridad máxima de las obras de
construcción en el edificio contiguo todos los días por la
mañana...y por la noche, de fuertes protestas. (Más por venir en
los disturbios civiles en Ecuador, conocido por los habitantes de
Quito como "los problemas".)
Permítanme
retroceder a cuando recién llegué al aeropuerto de Quito (Mariscal
Sucre Internacional). Un compañero ecuatoriano de Adán (que
trabaja por la misma compañía, pero en Ecuador) había organizado
un servicio de coche para venir a recogerme del aeropuerto. (No era
su trabajo hacer eso, él sólo era muy genial.) No fue pagado
por la empresa, pero fue el mismo servicio de coche utilizado por la
empresa, por lo que era de una calidad muy alta. Por primera
vez, tuve la experiencia de llegar en un aeropuerto y encontrarse con
un extraño que llevó un cartel con mi nombre, lo que es bastante
guay.
Yo
estaba esperando a un hombre, pero era una mujer llamada Chorrito.
[Me encantó su nombre.] Me saludó con un abrazo y un beso de
mejilla, que parece ser la costumbre allí (y probablemente otros
países de América del Sur, tanto como en muchas partes de Europa),
particularmente entre las mujeres. Ella hablaba un poco de
inglés, pero menos que yo hablaba español. El conductor,
Diego, realmente no hablaba nada de inglés, por lo que adiviné que
el servicio habían enviado a Chorrito para que pudiera entrar en el
aeropuerto y recibirme mientras Diego se quedó con el coche. Tal
vez también porque ella hablaba algo de inglés. El coche era
un todoterreno de color oscuro muy limpio y muy nuevo.
Era
unos 30 a 40 minutos en coche desde el aeropuerto al hotel, así que
tuve la oportunidad utilizar mis habilidades olvidadas de español
para charlar con ellos durante el paseo en coche, que era agradable y
sólo un poco incómodo, si acaso. Ambos eran increíblemente
amables y en especial me gustó que a pesar de que había algo de la
barrera del idioma, ellos todavía tenían ganas de seguir la
discusión y darle un montón de intentos, incluso cuando teníamos
problemas para comunicarse. Señalaron los hitos en el camino,
el valle, los nombres de las montañas que nos rodeaban (aunque yo no
las podía ver en la oscuridad). Chorrito me contó sobre la
gigante colina o montaña que está en el centro de la ciudad, pero
no entendí exactamente lo que estaba diciendo, hasta más tarde. (La
montaña de que estaba hablando tiene una estatua gigante encima que
se llama La Virgen de Panecillo.) Hablamos de las hermosas luces de
la ciudad, de las carreteras de peaje, de su enorme y costoso
aeropuerto flamante que se había construido hace un par de años, de la
nieve en la cima de Cotopaxi...es decir, de un poco de esto y
aquello. Mucho se dijo de que yo no estaba entendiendo muy
bien.
Cuando
llegamos al hotel, le llamé a Adán por teléfono para que él
pudiera bajar y pagar a ellos, porque eso es lo que él me había
dicho que hacer. Supuse que era porque tenía moneda
Ecuatoriana, pero era sólo porque él tenía dinero en efectivo y yo
no; Ecuador es en realidad el único país en América del Sur cuya
moneda nacional es el dólar Estadounidense, por lo que era muy
conveniente.
Me
imaginé que sería la última vez que vi a los dos, pero nos
encontrásemos con Diego en dos ocasiones después de eso, que era
encantador. Más sobre esto más adelante.
Entramos
en el restaurante de Le Parc Hotel y Adán me presentó a sus
colaboradores, que estaban en una cena tarde. Algunos de ellos fueron
de la oficina en Ecuador, y otros vinieron de la misma ubicación de
Adán en E.E.U.U. Adán me dijo que todos ellos habían estado
universalmente avivado de que Adán estaba extendiendo su estadía en
Quito para que su esposa (yo) pudiera unirse a él para pasar tiempo
de ocio. Adán estaba más o menos perplejos por su interés y
entusiasmo, porque nunca había tenido tal apoyo de compañeros de
trabajo antes. {Es una broma pequeña y no sé si el humor es obvio en
la traducción al español.}
A
Continuación...
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